Lo único que pude notar después de despertar fue a aquel muñeco frente al espejo, pues la penumbra del lugar solamente se rompía por un pequeño az de luz pálida proveniente de un orificio en el techo que caía justamente sobre él. Tenía la piel blanca como el papel que se teñía dócilmente con la sangre de las rosas que escurría por sus mejillas, su cabello oscuro estaba desgastado y seco como el carbón, y sus ojos... oooh! esos ojos apenados y sin brillo... no reflejaban nada más que mi silueta encadenada en el piso embetunado por el llanto que fue opacado por la vergüenza.---Tengo miedo--- me susurró el muñeco sin expresión y sin moverse absolutamente nada de su lugar---Miedo de qué?--- le pregunté tratando de parecer cordialEntonces el muñequito no volvió a pronunciar ninguna palabra, simplemente se quedaba parado allí, inmóvil e inexpresado, con sus ojos moreteados y clavados en el espejo, aterrados pero quietos...Aunque el aspecto del lugar era aterrador y el muñequito inspiraba pena y miedo, no podía sentir nada más que el vacío, el vacío del lugar, del planeta y de nuestras almas.---Quién eres?, cómo te llamas?--- le dije casi tan tranquilo como él ---Tú conoces bien las respuestas, sólo búscalas y te darás cuenta de todo lo que pasa--- me respondió tímidamente mientras se marchaba por la puerta, la cual cerró con candados y pestillos después de salir y dejarme solo en aquella estancia tan particular.
jueves, 26 de noviembre de 2009
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