Ordenemos rápido, que me muero de hambre- me dijiste despreocupado sin despegar la vista del menú.
Sí, pidamos pronto, que yo me muero de amor- me oí responder mientras dejaba caer la carta sobre el mantel con un gesto de sorpresa por aquella confesión tan profunda.
Me encantó, la sencillez y como introduces a una historia... :)
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